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Miguel Ángel fue entrevistado y fotografiado por la página web ICON del periódico EL PAÍS, a continuación te dejamos la entrevista y las fotos:
Miguel Ángel Silvestre se muere de sueño. Ayer llegó de Los Ángeles (“tuve que ir para una reunión con un director y me he quedado 15 días”, explica). Nada más aterrizar tenía un evento. Al volver a su casa el jet lag le desveló y ha llegado a la sesión fotográfica sin haber podido pegar ojo. Pero nadie lo diría. Ni por su aspecto ni por su humor. Incluso en estas condiciones es el tío más profesional, amable y educado que quepa imaginar. Cuando me ve aparecer en el Campo de Rugby de Alcobendas, donde Chus Antón lleva ya varias horas fotografiándole, saluda diciendo: “¿Qué tal, Iñigo?”, como si nos conociéramos de toda la vida.
En realidad solo nos hemos visto una vez, hace casi un año. Pero, al parecer, se acuerda. Desde entonces, cuenta, se ha mudado dos veces. “Cuando hablamos vivía en Los Ángeles porque estaba haciendo Sense 8. Luego estuve en México, rodando La boda de mi mejor amigo. Ahora hace cuatro meses que me mudé a Barcelona. Estoy feliz porque me encanta la ciudad y estoy muy cerca de mi familia, en Castellón. Viví cinco años en Barcelona, de los 13 a los 18, cuando jugaba al tenis. Allí tengo una tía y muchos amigos”.
“Hace mucho tiempo descubrí que mi mayor problema con la fama venía de cuando hice de El Duque: temía que la gente se llevará una decepción con lo que yo era de verdad”
Sí, Miguel Ángel Silvestre (Castellón, 1982) iba para tenista. Hace un tiempo compartió en su Instagram una foto de ese periodo. “A mis diez años, después de perder una final de tenis en la pista cinco de La Coma. Me acuerdo perfectamente. Cuánta pena me daba cada vez que perdía”, escribía. Se lo tomaba en serio. Con 13 años entró a formar parte de la Bruguera Tennis Academy. Con 18, una lesión frustró su carrera. Pasarían siete más hasta que llegó el papel que le cambió la vida: El Duque. “Para mí, Sin tetas no hay paraíso fue la mayor oportunidad. Me hizo arrancar, me dio visibilidad y mucho cariño del público. Eso me ha traído más trabajo. El Duque era un personaje con el que lo pasaba muy bien. Tenemos muy poco en común, pero era muy divertido de rodar”.
Desde ese momento la ascensión no ha parado. Si famoso es aquel que convierte en noticia todo lo que hace, este caballero es el ejemplo perfecto. El simple hecho de que salga a la calle con pantalones cortos y calcetines negros ha dado lugar a que al menos siete medios redacten una historia sobre tan trascendental suceso. “La horterada de Miguel Ángel Silvestre que espanta a sus fans”, tituló Teleprograma. “Ponen a caldo a Miguel Ángel Silvestre por su arriesgado look”, afirmó la web del diario deportivo As. “¡Lo de los calcetines! Ahí me dieron fuerte. A la gente le gusta meterse conmigo por eso. Y en realidad no es una moda. Yo los he llevado así desde pequeño”.
¿No apabulla tanta atención? “Mira, yo hace mucho tiempo descubrí que mi mayor problema con el tema de la fama venía de cuando hice el papel de El Duque: temía que la gente se llevara una gran decepción con lo que yo era de verdad. Creo que por eso me portaba entonces de una forma tan arisca: me daba miedo. Pero no me puedo quejar de algo que forma parte del sueño de un actor, que es tener más oportunidades de trabajo. Cuando alguien te conoce porque un personaje tuyo le ha gustado, eso trae cosas buenas. Es un estímulo positivo. Por eso cuando alguien se me acerca intento ser amable y agradecer su apoyo. La fama es algo que construyes durante mucho tiempo. Cada vez que tienes un personaje de éxito y sales a la calle es un motivo de celebración”. Lee la entrevista completa