Miguel Ángel Silvestre estuvo en un artículo de la revista Folie del mes de Octubre, a continuación puedes leer un poco y ver las fotos:

Entrevista

Si hay un gran maestro de la seducción ese es Miguel Ángel Silvestre (6 de abril de 1982, Castellón de la Plana, España). Con una mirada te desarma y te deja sin aliento. Una capacidad destinada a unos pocos elegidos. Aunque cuando crees que nada más te puede sorprender de uno de los hombres españoles más internacionales, te encuentras a menos de un metro de su rostro y las manos empiezan a temblar. La boca se seca y el corazón alcanza unas revoluciones de más.

Pero ahí no queda la cosa ya que cuando escuchas sus impresiones sobre lo humano y ves su vulnerabilidad con total transparencia quieres vivir en continuo bucle espacio temporal. La gran belleza se diluye dando paso a un alma que conoce muy bien lo que es la pérdida, la empatía y la falta de prejuicios. Nos ha hablado sin cortapisas de los momentos más duros en su carrera y de cómo su gran faceta a nivel personal es la honestidad. No nos cabe ninguna duda de que daríamos “30 monedas” o todas las que no pidieran por pasar un rato más a solas.

¿Cómo ha sido el rodaje de 30 monedas? ¿cómo ha sido hacer la segunda temporada?

Quizá hasta más divertido que la primera sobre todo porque la primera temporada hasta que me adapté al voltaje de Alex estaba un poco desubicado y ahora desde la segunda temporada ya sabía exactamente lo que quería y la verdad que lo he disfrutado mucho. Toda la locura de Álex, toda la creatividad que él propone, los universos nuevos…

¿Te gusta el género de terror?

Sí, sí, me gusta el terror y el terror psicológico. Es un género muy entretenido y que te mantiene con la adrenalina hasta el final.

¿Con Paco en que guardas relación? ¿en qué te pareces a tu personaje?

Nada, la verdad. No tenemos nada en común. Me genera mucha ternura, pero nos parecemos muy poco.

¿Qué te gustaría hacer ahora mismo?

Volver a rodar con Alex Pina y Esther Martínez.

¿Cuál ha sido el momento más difícil de tu carrera?

Darme cuenta que algún trabajo que había rechazado se había convertido en un trabajo fantástico que cuando vi el resultado me pareció alucinante. Jamás llegué a imaginar ese resultado.

¿Cuál fue?

No lo voy a decir…

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